Ansiedad, angustia y fobias
La ansiedad o angustia es una emoción. Como todas las emociones, la ansiedad tiene una función adaptativa, pero en ocasiones puede llegar a ser exagerada o patológica (en los casos en que el sufrimiento, las limitaciones, los síntomas o las preocupaciones afectan la autonomía de la persona). Los “trastornos de ansiedad” son muy frecuentes. Aproximadamente un 15% de las personas tendrá algún trastorno de ansiedad en algún momento de su vida. Aunque el grupo de personas que sufren trastornos de ansiedad graves es menor.
Algunos de los principales trastornos de ansiedad son los siguientes:
Fobia específica. Las personas que tienen fobia padecen un intenso y persistente miedo ante (o anticipadamente) determinados objetos o situaciones concretas o ”específicas” y hacen todo lo posible por evitarlos. Algunos ejemplos son: ir en avión, ver sangre, algunos animales, algunos estímulos, etc.
Fobia social. Las personas que presentan esta afectación manifiestan un miedo intenso y persistente cuando se encuentran ante otras personas, dado que temen sufrir sensaciones humillantes o vergonzosas ante ellas. Las personas con este trastorno perciben que los demás las juzgarán negativamente y a menudo se sienten inferiores, diferentes o mal aceptadas. A menudo se preocupan por síntomas como ruborizarse, sudar o temblar delante de los demás. En algunas personas este miedo se evidencia en situaciones concretas (hablar o actuar en público) y en otras, en la mayoría de situaciones de interacción social.
Crisis de ansiedad/Ataques de pánico. Una crisis de ansiedad o ataque de pánico es un episodio súbito de miedo muy intenso que generalmente se acompaña de síntomas físicos (taquicardia, palpitaciones, escalofríos, sensación de ahogo, mareos, temblores…) y pensamientos negativos sobre estos síntomas (miedo de padecer un infarto, miedo de perder el control, miedo de volverse loco o loca, miedo de desmayarse, incluso miedo a morir). En una crisis de ansiedad los síntomas mencionados son muy intensos y se manifiestan rápidamente, llegan al máximo en unos minutos y generalmente no duran más allá de una hora. Algunas personas, tras sufrir una crisis de ansiedad, están muy preocupadas y notan mucha inseguridad. Cuando alguien tiene crisis de ansiedad de manera repetida, decimos que sufre un trastorno de pánico.
Agorafobia. Las personas que padecen agorafobia tienen miedo a estar en determinados espacios, lugares o situaciones porque perciben que podría ser difícil huir de allí o recibir ayuda si tuvieran una crisis de ansiedad. Podría decirse que es “miedo a tener miedo”. Algunos ejemplos de lugares o situaciones temidas son: las multitudes de gente, determinados comercios, los transportes públicos, túneles, cruzar puentes o vías públicas, etc. Algunos pacientes pueden hacer tales actividades únicamente si están acompañados. La mayor parte de las veces, el trastorno de pánico y la agorafobia se dan conjuntamente.
Trastorno de ansiedad generalizada. Las personas afectadas por este trastorno podríamos decir que son “sufridoras”. Se preocupan por muchas cosas (la economía doméstica, el trabajo, la salud, la familia…), a menudo de forma anticipada, durante la mayor parte del día y durante mucho tiempo. Además, estas preocupaciones van acompañadas de otros síntomas físicos como inquietud o impaciencia con tensión muscular, con problemas para poder dormir, con incapacidad para relajarse, con problemas de concentración, con mucha fatiga o irritabilidad.
Trastorno por estrés postraumático. Es un trastorno de ansiedad que puede aparecer tras un acontecimiento que es vivido con miedo muy intenso, frecuentemente ligado a padecer daño físico grave o ver amenazada la vida de uno mismo o de algún otro (p. ej. es común en combatientes de guerra, ante agresiones, accidentes muy graves…). Estas personas pueden asustarse con facilidad, paralizarse a nivel afectivo, perder el interés o la capacidad para disfrutar de las cosas, pueden sentirse más irritables o agresivas y evitar situaciones que les recuerden el acontecimiento traumático original. Habitualmente, también, pueden reexperimentar el acontecimiento en sus pensamientos durante el día y tener pesadillas.
Ansiedad por separación. Este trastorno hace referencia básicamente a niños/adolescentes que sienten miedo extremo ante separarse de las figuras con las que tienen una vinculación y afecto –padres, abuelos, cuidadores- aunque sea de manera puntual, como podría ser quedarse a cargo de un cuidador si los padres salen un anoche o van de viaje. Evitan las situaciones de separación. Son comunes las preocupaciones excesivas acerca de los daños potenciales hacia uno mismo o hacia las personas de las que se ha separado (contraer una enfermedad o tener un accidente). Es posible que el niño evite todas aquellas actividades que requieran una separación de sus padres, como acudir a campamentos de verano, ir de colonias o pasar una noche en casa de algún amigo. También son comunes las pesadillas y manifestaciones físicas como temblores, sudoración, molestias gástricas, dolor de cabeza y vómitos.