Es un trastorno que se caracteriza por la práctica de conductas repetidas (compulsiones) carentes de sentido para el observador, pero que no puede dejar de hacer la persona afectada. El obsesivo, llevando a cabo las compulsiones reduce la ansiedad que habitualmente le producen pensamientos (o imágenes) absurdos, perturbadores (obsesiones), que no puede alejar de su mente.
Una compulsión puede consistir en tocar tres veces un objeto, cerrar varias veces la llave del gas, lavarse las manos con mucha más frecuencia de lo usual, repetir mentalmente una frase o hacer sumas mentales, etc. Son obsesiones frecuentes poder tener un cáncer, que puede morir su madre o que es una prostituta, ser homosexual, estar en riego de contaminación, etc.
Es un trastorno que puede ser muy leve, con sólo algunos síntomas, o muy grave, incapacitante. Su gravedad depende del grado de sufrimiento que provoca y de la interferencia que implica para la actividad cotidiana del obsesivo, sea escolar, laboral social o familiar.
En niños y adolescentes es frecuente que el TOC vaya precedido o acompañado de tics motores o fónicos (ruidos o palabras). Cuando se presentan estos dos tipos de tics se diagnostica un Trastorno de Tourette. Cuando se asocian un TOC y tics aumenta la probabilidad de que también esté asociado un trastorno por déficit de atención con huperactividad (TDAH). La presencia de cualquiera de estos tres trastornos obliga a descartarla existencia de los otros dos.